La gestión del cambio organizacional en las pymes: factores a tener en cuenta

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) están obligadas a mantener una constante adaptación al mercado para no quedar relegadas a un segundo plano respecto a su competencia. Esta continua evolución, de la que depende la supervivencia de las pymes, no siempre es sinónimo de éxito. En ocasiones, no basta con introducir mejoras periódicas en el funcionamiento diario de una empresa, sino que es necesario saber gestionarlas y adecuarlas a la cultura empresarial de la misma. En un modelo tan competitivo como el actual, los principales cambios organizacionales a los que las pymes deben hacer frente están relacionados con mejoras tecnológicas, como puede ser un software de gestión empresarial.

¿Por qué muchas pymes fracasan en su adaptación tecnológica?

Existen muchas razones que pueden llevar a una pyme a no gestionar debidamente la adaptación del negocio a las nuevas prestaciones que puede aportar un software de gestión empresarial, como por ejemplo los programas ERP o CRM. Por norma general, los inconvenientes vienen originados por fallos en la organización. Esos errores suelen ser:

  • Por no establecer un desarrollo adecuado de las fases del cambio: los software de gestión empresarial como los ERP o CRM, implican una serie de ventajas y aportan una serie de prestaciones que deben ser debidamente aprovechadas por los trabajadores. En muchas ocasiones, la falta de adaptación a esta nueva situación supone una pérdida de eficiencia y productividad en relación a los recursos de los que dispone la empresa y el rendimiento que se debería extraerles.
  • En otras ocasiones, se realizan grandes inversiones económicas para implantar un software de gestión para empresas pero no existe una comunicación entre los diferentes departamentos y mandos intermedios de la revolución que eso supondrá en la forma de trabajar. Es decir, no se tienen en consideración los cambios en el modelo productivo a raíz de esa nueva mejora.
  • Falta de consciencia relacionada con el hecho de que la introducción de una mejora tecnológica, como un programa ERP o un software CRM, supone una interacción con otros factores de la compañía como por ejemplo, la estructura de la misma, las personas que  trabajan en ella y hasta la propia cultura del negocio.

Es en este último punto cuando hay que tener en cuenta el factor humano como foco de importancia para la adaptación de las pymes a las mejoras tecnológicas. Se necesita una buena organización departamental para llevar a cabo el cambio, pero también una buena gestión del personal empleado. Hay que tratar de evitar, por lo tanto, reacciones como:

  • El miedo a la tecnología para todas aquellas personas que tienen ya establecidos una serie de protocolos a la hora de realizar sus tareas: la introducción de mejoras como un software ERP o un programa de gestión CRM pueden suponer un cambio importante y llevar al desánimo y la resistencia ante estas mejoras.
  • El temor a perder el puesto de trabajo, ya que si no se realiza un correcto periodo de adaptación y concienciación de la plantilla de las mejoras que supondrá la introducción de un software de gestión empresarial, puede convertirse en un problema a largo plazo. Las soluciones para empresas como el ERP no destruyen puestos de trabajo, sino que mejoran la eficiencia y productividad de los trabajadores y facilitan la consecución de objetivos, al agilizar los procesos diarios.
  • La transición de los datos: los procesos migratorios de información de un sistema tradicional a un software de gestión empresarial pueden resultar complejos, pero hay que enfocar esta tarea como una inversión de tiempo que permitirá a la empresa ser más eficiente y productiva en el largo plazo. El software CRM, por ejemplo, gestiona en una única base de datos toda la información relativa a una empresa, con su cartera de clientes correspondiente.

En definitiva, muchas pymes fracasan en su adaptación al mercado no porque las innovaciones tecnológicas que implanten en su negocio sean negativas, sino porque en muchas ocasiones no se gestiona de forma correcta ese periodo de adaptación al cambio.