La informática, los mecánicos, los técnicos y los estrategas.

La palabra informática viene de “información”. Se que todo el mundo es consciente. Pero tengo la sensación de que pocos han reflexionado de una forma seria sobre ello.
 
Y lo digo porque son demasiados los que confunden “informática” con “complejidad”.
 
Según la Real Academia Española, informática es:
 
1. Conjunto de conocimientos científicos y técnicas que hacen posible el tratamiento automático de la información por medio de ordenadores.
 
La descripción de información es:
 
1-Acción y efecto de informar
 
Así de simple.
 
La definición de complejo es:
 
1. Que se compone de elementos diversos.
2. Complicado (enmarañado, difícil).
3. Conjunto o unión de dos o más cosas.
 
Así de claro.
 
La informática es compleja. Cada día más. La velocidad con la que se producen las innovaciones es imposible de absorber. Es prácticamente imposible “estar al día”. No es raro que cuando se instala un producto que tiene un plazo relativamente largo de implantación, esté desfasado al terminar el proyecto.
 
Y cuando digo desfasado me refiero a que ya hay nuevos productos del mismo tema que “hacen más cosas”. Incluso se puede tratar del mismo producto pero de una nueva versión.
 
Pero la complejidad no debe nunca usarse como excusa para poner trabas a la evolución tecnológica de una empresa por parte de aquellos que son especialistas en hacerlo aun todo mas complicado. Si alguien le tiene miedo a los cambios por que lo alejan de lo que el conoce y domina, lo cual ocurre con demasiada frecuencia, no debería ser el responsable de estas tecnologías en su empresa.
 
La información es el objetivo hasta ahora. La forma de obtenerla, la dificultad para ello y los costes que representa son algo que los informáticos deben tener claro pero sobre lo que no deben decidir ellos.
 
He oído muchas veces expresiones del tipo “esto es muy caro” sin que esta definición este avalada por un estudio de coste / rentabilidad. Y es que los especialistas informáticos no tienen porque conocer cual va a ser la rentabilidad de un producto. Quienes tienen que decidir si un producto es demasiado caro en función de los beneficios que puede reportar son las personas a las que les afecta.
 
¿Cómo va a saber un informático que beneficios puede reportar al departamento comercial la implantación de un CRM?
 
Pero vayamos a ver que papel juegan (o deberían jugar) en todo esto cada uno de los actores a los que hago referencia en el titulo de este articulo.
 
Cuando, hablando de informática, me refiero a “los mecánicos” no hay en esta expresión el más mínimo sentido peyorativo.  Solo trato de situar a estas personas en el eslabón de la cadena que les corresponde, dejando claro que una cadena que tenga un eslabón frágil se puede romper por más fuertes que sean los demás.
 
Los mecánicos informáticos son unos profesionales especialistas en algún producto o herramienta. A veces de varios. Los buenos profesionales de esta categoría, son capaces de realizar maravillas. Los que son aun mejores, lo hacen además en menos tiempo del que se supone que seria necesario.
Pero en muchas ocasiones pueden no llegar a saber para que va a servir exactamente lo que hacen. Ignoran la repercusión real de su labor en la empresa. Y la verdad es que no necesitan saberlo. No es su función. Se les pide, lo hacen y ya esta.
 
En muchas empresas estos son los únicos técnicos que existen en el departamento de Informática. Cuando es así acostumbran a poner en sus tarjetas algo parecido a “Responsable de Informática”. Aun tratándose en muchas ocasiones de buenos profesionales, no cabe esperar de ellos que tengan ideas acerca de cómo mejorar la gestión, de la misma forma que los que tienen ideas no tienen porque saber como desarrollarlas técnicamente.
 
Insisto. No es su función y cada uno sabe hacer lo que sabe hacer. Lo importante es que lo que haga, lo haga bien.
 
Hablemos de los técnicos. Esta categoría englobaría a técnicos que se da la circunstancia, cada vez con más frecuencia, de haber hecho la carrera de Informática. Y se supone que en dicha carrera se les ha enseñado la aplicación empresarial de los conocimientos impartidos. Ya se que es mucho suponer. Y si han hecho otra especialización, la empresa no es el sitio ideal para ellos.
 
De hecho no es imprescindible tener la licenciatura. Conozco a informáticos con carrera que nadie diría que la han hecho. Y a otros que no disponen del titulo a los que se les debería entregar el doctorado Honoris Causa.
 
En todo caso, estos profesionales entienden bien por que hacen lo que hacen y, como mínimo, tienen una idea de las repercusiones de su labor en la empresa. Son capaces de idear mejoras sin que nadie se las pida. Incluso de nuevas aplicaciones justificando los beneficios de las mismas cuando las presentan. Son el puente ideal entre los usuarios y los mecánicos. Aunque con frecuencia también recae en ellos la función mecánica.
 
Su principal labor es la de integradores. Se les asigna la responsabilidad de determinar hasta que punto un nuevo producto se integra con la tecnología de la que se dispone. Y cuando existen conflictos de compatibilidad, estudiar el coste de resolverlos y compararlos con los beneficios que pueda aportar la nueva herramienta. O así debería ser. Y lo digo porque los hay que, ante cualquier problema de convivencia dan por imposible la implantación de lo que alguien cree importante para la organización.
 
En el caso de que existan varios mecánicos son los responsables de repartir, coordinar y controlar las labores de ellos.
 
Pasemos a los estrategas. En general dentro de esta definición tendríamos a los que en sus tarjetas de presentación se definen como “Director (o responsable) de Sistemas de Información”. Aunque el hecho de que conste este titulo no implica forzosamente que realicen esta labor.
 
En este caso, no es imprescindible que estas personas hayan pasado antes por todos los demás eslabones. Incluso los hay que tienen pocos conocimientos técnicos de informática. Y a veces esto representa una ventaja ya que no se dejan impresionar por las dificultades y hacen prevalecer las ventajas.
 
En este caso la técnica queda en segundo plano. Su misión es global pero se mueven principalmente en el ámbito de gestión. Están mucho más pegados a los dirigentes de la empresa que al departamento de informática. De hecho, para ellos la informática es solo un recurso más. Pueden llegar a modificar procesos internos en función de los objetivos empresariales y la mejor manera de conseguirlos. Son capaces de acoplar la empresa a un producto y no, como sucede casi siempre, un producto a la empresa si lo que se consigue con ello es beneficioso de alguna manera.
 
En estas ocasiones lideran un cambio cultural en la organización que es consecuencia de la implantación de alguna nueva herramienta, aunque lo mas correcto y, por tanto, con más posibilidades de éxito, seria afrontar un cambio cultural en beneficio de la empresa y después buscar las herramientas que sean adecuadas para llevarlo a cabo.
 
Un factor imprescindible en este papel es la autoridad.
 
Si alguien pretende hacer esta labor sin tener ningún tipo de autoridad está en un callejón sin salida. Si la persona a la que se le ha atribuido este papel no es un “director” es imposible que la orquesta, que desde el punto de vista tecnológico le toca dirigir, suene bien. Además es un síntoma grave de que desde la más alta dirección de la empresa no se le da a los sistemas de información la importancia que tienen.
 
En algunas ocasiones, en una empresa aparece alguien que, sin tener nada que ver con estas tecnologías, tiene una lógica innata de cómo estas pueden mejorar los procesos. A la empresa que le sucede le ha tocado la lotería. Siempre, claro esta, que sepan aprovechar la oportunidad. Y muchas veces el hecho de que “las sillas ya están ocupadas” lo impide.
 
En resumen. La informática es compleja como tantas otras cosas. Pero para esto están los especialistas. Si fuera extremadamente fácil no serian necesarios.
 
La complejidad no debe ser nunca una justificación para dejar de hacer cosas que puedan beneficiar a la empresa. Y respecto a los costes, que decidan los que tiene que pagarlos.
 
Yo no se instalar un enchufe. Contrato a un electricista, me da presupuesto y, si lo acepto, me lo instala. Para mí es complejo. Para el no.
 
(Dedicado a Felipe, castellano noble que une en si mismo todas las responsabilidades aquí descritas. Y además, lo hace bien)
 
Jordi Martí
Director de Negocio
MicroKnowledge
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